⭕EL ACEITE DE OLIVA ESTIMULA LA PRODUCCIÓN DE TESTOSTERONA⭕

by Antonio Fenoll - C.E.O. Nutrición Atlética 1790
⭕EL ACEITE DE OLIVA ESTIMULA LA PRODUCCIÓN DE TESTOSTERONA⭕

Los ácidos grasos son ácidos carboxílicos con cadenas largas de átomos de carbono unidos. Vienen en tres formatos principales: saturados, mono insaturados y poli insaturados. Los ácidos grasos saturados no contienen dobles enlaces dentro de la cadena de carbono, mientras que los ácidos grasos mono insaturados y poliinsaturados contienen uno o varios enlaces dobles respectivamente. Los dobles enlaces en los ácidos grasos mono insaturados o poliinsaturados modifican drásticamente sus estructuras químicas.

Para que lo entendáis, los ácidos grasos se incorporan en todas las membranas celulares, incluyendo la membrana celular de las células de los testículos donde se produce la testosterona. Cuando estos tipos de ácidos grasos se incorporan en la membrana celular, la diferencia en sus estructuras químicas individuales altera cómo funciona la membrana celular. Esta diferencia en el comportamiento de la membrana celular ha sido demostrada en algunos casos como en el de la estimulación del transporte de colesterol en las células testiculares. En vista del hecho de que el colesterol se convierte en testosterona en las células testiculares, los niveles más altos de colesterol dentro de las células testiculares estimulan la producción de testosterona.

Un estudio de Hurtado de Catalfo et al. demostró que el consumo de aceite de oliva (compuesto principalmente por ácidos grasos saturados 15%, monoinsaturados 70% poliinsaturados 10%), alteran la composición de los ácidos grasos dentro de las membranas de las células testiculares, y este cambio en la composición de ácidos grasos dentro de la membrana celular claramente estimuló el transporte del colesterol en las células de los testículos, produciendo mayores niveles de testosterona. Hurtado de Catalfo et al. también demostró que el consumo de aceite de oliva (ácidos grasos saturados y monoinsaturados) promovió un tipo diferente de modificación química de las moléculas del colesterol encontradas dentro de las células testiculares, en comparación con la modificación química sobre el colesterol cuando las grasas poliinsaturadas eran consumidas. Los investigadores demostraron que la molécula de colesterol producida por el consumo de grasa poliinsaturada que se modificó químicamente era menos capaz de ser convertida en testosterona, lo que demuestra que las grasas poliinsaturadas no mejoran la producción de testosterona.

Finalmente, Hurtado de Catalfo, et al. demostró que las dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados inhiben la actividad de dos enzimas cruciales implicadas en la biosíntesis de testosterona, en comparación con los ácidos grasos saturados y mono insaturados. Esta disminución de la actividad enzimática estaba fuertemente relacionada con una producción de testosterona menor.

En general, este estudio indica que una dieta enriquecida en ácidos grasos saturados y monoinsaturados estimula la producción de testosterona mientras que los ácidos grasos poliinsaturados parecen deprimir la producción de testosterona.

Los ácidos grasos son ácidos carboxílicos con cadenas largas de átomos de carbono unidos. Vienen en tres formatos principales: saturados, mono insaturados y poli insaturados. Los ácidos grasos saturados no contienen dobles enlaces dentro de la cadena de carbono, mientras que los ácidos grasos mono insaturados y poliinsaturados contienen uno o varios enlaces dobles respectivamente. Los dobles enlaces en los ácidos grasos mono insaturados o poliinsaturados modifican drásticamente sus estructuras químicas.

Para que lo entendáis, los ácidos grasos se incorporan en todas las membranas celulares, incluyendo la membrana celular de las células de los testículos donde se produce la testosterona. Cuando estos tipos de ácidos grasos se incorporan en la membrana celular, la diferencia en sus estructuras químicas individuales altera cómo funciona la membrana celular. Esta diferencia en el comportamiento de la membrana celular ha sido demostrada en algunos casos como en el de la estimulación del transporte de colesterol en las células testiculares. En vista del hecho de que el colesterol se convierte en testosterona en las células testiculares, los niveles más altos de colesterol dentro de las células testiculares estimulan la producción de testosterona.

Un estudio de Hurtado de Catalfo et al. demostró que el consumo de aceite de oliva (compuesto principalmente por ácidos grasos saturados 15%, monoinsaturados 70% poliinsaturados 10%), alteran la composición de los ácidos grasos dentro de las membranas de las células testiculares, y este cambio en la composición de ácidos grasos dentro de la membrana celular claramente estimuló el transporte del colesterol en las células de los testículos, produciendo mayores niveles de testosterona. Hurtado de Catalfo et al. también demostró que el consumo de aceite de oliva (ácidos grasos saturados y monoinsaturados) promovió un tipo diferente de modificación química de las moléculas del colesterol encontradas dentro de las células testiculares, en comparación con la modificación química sobre el colesterol cuando las grasas poliinsaturadas eran consumidas. Los investigadores demostraron que la molécula de colesterol producida por el consumo de grasa poliinsaturada que se modificó químicamente era menos capaz de ser convertida en testosterona, lo que demuestra que las grasas poliinsaturadas no mejoran la producción de testosterona.

Finalmente, Hurtado de Catalfo, et al. demostró que las dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados inhiben la actividad de dos enzimas cruciales implicadas en la biosíntesis de testosterona, en comparación con los ácidos grasos saturados y mono insaturados. Esta disminución de la actividad enzimática estaba fuertemente relacionada con una producción de testosterona menor.

En general, este estudio indica que una dieta enriquecida en ácidos grasos saturados y monoinsaturados estimula la producción de testosterona mientras que los ácidos grasos poliinsaturados parecen deprimir la producción de testosterona.


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